EL PAN NUESTRO DE CADA DÍAPor Ricardo García Jiménez/APIM.
El pan elaborado en los hogares de San Antonio, más allá de poder ser considerado una mercancía destinada para su venta, es una realidad simbólica que le confiere una identidad a los productores de este municipio, ya que el sabor, olor y las formas que asume cada pieza son lo que distingue a estos “panaderos” de los productores de otros municipios cercanos.
Además, la elaboración de las distintas piezas de pan en cada una de las unidades de trabajo propicia una división del trabajo que incluye a todos los miembros de la familia, desde los abuelos, padres, tíos, hermanos e hijos, tanto hombres como mujeres. Las actividades se reparten equitativamente, unos directamente involucrados en el proceso de producción en sus diferentes etapas, otros en la compra y traslado de las materias primas a las unidades de trabajo y algunos más en la venta y distribución del producto en distintos puntos de la región. Resulta aleccionador que esta forma de trabajo artesanal es el punto de unión entre las distintas generaciones de las familias dedicadas a esta labor.
Asimismo el proceso de la elaboración de pan que ejercen en su generalidad las distintas familias de San Antonio Acutla es el siguiente: 1)Se vacía la harina en un mueble de madera, de forma rectangular, de unos 120 por 70 cm., aproximadamente, que tiene también patas que lo elevan del suelo y sirve para amasar. También puede ser vaciado en tinas o palangas para el mismo fin. 2) Se hace un hoyo en la harina y se añade el agua caliente, sal y la mezcla previamente elaborada. Cuando se va a empezar a amasar el pan, las mujeres se cubren la cabeza con un paliacate para conseguir la higiene necesaria en este proceso. 3) Se amasa la pasta durante más o menos una hora y el hasta que esta quede totalmente batida y no presente brumos y tenga una consistencia chiclosa. 4) Cuando la pasta está unida y no se pega a ninguna pared del recipiente parte esta masa se envuelve en una sábana y se tapa con una o varias mantas, dejándola así fermentar. 5) Se prepara el horno que ha de tener una temperatura adecuada, no muy caliente pues los panes se quemarían, ni frío, ya que entonces el pan no acabaría de cocerse. Esta temperatura tiene que estar en su punto justamente cuando la masa está fermentada. 6) Una vez que el horno está preparado y la masa fermentada, se corta la masa en trozos para hacer las distintas piezas de pan. 7) Las hogazas antes de meterse al horno pueden decorarse con motivos que se hacen con tenedores, cuchillos varitas de madera, etc. A continuación se meten en el horno para su cocción. 8) Las piezas de pan se introducen en el horno con la pala de madera. La tarea de colocación ha de ser rápida para que el horno no se enfríe. 9) Se tapa la boca del horno y se espera a que el pan esté completamente cocido. De vez en cuando se mueve las piezas de pan para comprobar el grado de cocción y evitar que se peguen unas piezas otras. El grado de cocción se observa por el color y el sonido de las piezas al chocarla contra el utensilio. 10) Cuando las piezas están cocidas se sacan y se limpia la ceniza con un paño, dejándolas enfriar dentro de canastas o sobre una sábana, para almacenarlas posteriormente y sacarlas para su consumo y venta. El pan elaborado artesanalmente tiene una importancia extraordinaria, no sólo en la dieta diaria y como producto de venta para las familias de San Antonio, sino como mencionamos anteriormente, este producto también puede cobrar un significado para las festividades de los santos patronos de cada localidad o para aquellas fechas del calendario religioso de los mixtecos como el día de muertos, la semana mayor, navidad, año nuevo entre otras festividades. También asociado a esta actividad artesanal resulta interesante de comprender la manera y forma de transmisión del saber de una generación a otra para realizar el pan elaborado; secreto que cada familia conserva celosamente, cada unidad de trabajo familiar reserva para sí misma detalles de cómo se debe ejercer adecuadamente cada una de las etapas de la producción del pan, como los lugares de venta y las fechas de todas aquellas festividades que demandarían un aumento en la producción de las distintas piezas de pan. Por lo que la práctica de esta actividad encierra en sí un vasto conocimiento del oficio que no cualquier persona posee.
Estas luchas nos permiten conceptualizar que la cultura de las comunidades tradicionales de esta parte de la región mixteca puede ser considerada como una cultura del pan. Ya que entorno a un producto como lo es la producción de pan artesanal, permite todavía un movimiento recursivo que define el sentido colectivo de las relaciones sociales al interior de las familias y entre las familias de esta localidad. Sello que define la unidad productiva colectiva.
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